Me sorprendió gratamente la convocatoria para el Mundial de Larga Distancia de Triatlón en Pontevedra, faltaban sólo dos meses y el comienzo de la temporada estaba siendo atípico, por lo que me suponía energía y motivación extra para afrontar la preparación. Sabía que iba a ser un circuito duro, por su desnivel y las frías aguas del río Lérez. Era la quinta que cerraba la selección, con las mejores compañeras en la distancia, todas super triatletas con grandes resultados y yo, me veía pequeñita a su lado, pero con muchas ganas de aprovechar la oportunidad de volver a un Mundial.
No ha sido fácil llegar hasta la cita, una fascitis plantar apareció al poco de empezar la preparación. A pesar de los cuidados en el Centro Andaluz de Medicina Deportiva en Sevilla y de mi fisio particular, Ventura, no hemos conseguido que desapareciera por lo que me ha tocado correr poco y lo poco en la Alter G, gracias a que en centro Equilibrium me han abierto las puertas para los entrenamientos.
Sabiendo que el desnivel era grande y que no soy una gran escaladora, decidí ir una semana antes para aclimatarme lo mejor posible. Gracias a un amigo gallego Dani, me alojé en una habitación en casa de Caro junto con mi madre hasta que el jueves me uní a la selección.
Durante los días previos, Dani me hizo de anfitrión enseñándome los diferentes circuitos y dándome las claves del viento y del terreno. ¡Vamos mejor no me han podido tratar!. Los días eran largos y al viajar en el Karoq que me ha cedido Skoda Cartuja Motor pudimos conocer un poco los alrededores de Pontevedra y degustar su exquisita gastronomía de los pueblecitos de los alrededores. ¡Qué pedazo de raciones ponen!, menos mal que solo estuve una semana sino vengo con algún kilo de más, estaba todo tan rico…, me falto bañarme en alguna de sus playas, pero para mi gusto hacía falta algunos grados más y la mente estaba en la competición. Pero volveré pronto porque tengo muchas ganas de hacer el camino de Santiago en bicicleta.
Llegó el jueves y nos juntamos en el hotel toda la selección, a falta de los pontevedreses. Mi compañera era Judith Corachan que aunque nunca habíamos tratado mucho ni se notó durante esos días.
El día del a prueba, suena el despertador muy pronto pero no cuesta levantarse, ya se siente la adrenalina en el cuerpo, el nerviosismo. Aún es de noche cuando salimos del hotel con tiempo de sobra, pero en cuanto me quiero dar cuenta ya hay luz y se ha echado el tiempo encima.
En los boxes preparo todo, se confirma que acortan la natación por la baja temperatura del agua 14.01 grados y 11 grados el ambiente. Qué frío para una andaluza !Ay dios! Pero bueno ya venía mentalizada para ello. Al cambiar la distanciase retrasan 30 minutos la prueba, hay mucho tiempo aún, 40 minutos por delante pero decido empezar a moverme, a calentar el cuerpo entumecido por la hora y el frio, no estoy acostumbrada a hacer deporte tan pronto y a tan baja temperatura. Con muchas capas como una cebolla trotó suave y caliento muy bien el tren superior, he decidió no calentar en el agua (ya la probé otro día y tengo la sensación en el cuerpo de agua fría muy clara).
Llega el momento de la salida, suena la bocina y por delante quedan 1500 m helados donde el cuerpo está petrificado y no hay sensaciones alguna. Nado como puedo y aguanto en el grupo de cabeza hasta que un tirón en el gemelo me hace que pare a 100 m de las escaleras. ¡Mierda!, me digo. Estiro como puedo e intento seguir. Ahora las escaleras y una transición interminable y yo casi sin poder correr con el gemelo contracturado. El público anima y aprieto los dientes y me digo sigue María que no se vaya el grupo. Tengo a 5 o 6 chicas delante, entre ellas mis compañeras Judith, Anna y Saleta. Marchan delante a un ritmo trepidante.
Me cambio lo más rápido que puedo y empieza la primera vuelta del calvario, frío, piernas como rocas y dolor muscular cada vez que daba una pedalada. Con mi lucha interior pasa rápido la primera vuelta, casi sin ver el reloj y un mano a mano con dos chicas japonesas. En las dos vueltas restantes ya están en el circuito los grupos de edad, la cosa se complica con tanta gente en la carretera, pero yo sigo según el plan establecido por mi entrenador. La dureza de circuito se notan en mis piernas algo mermadas al paso de los km, pero sigo concentrada y queriendo llegar lo antes posible a la T2.
T2 rápida y a correr. Empiezo a un buen ritmo, mejor de lo esperado. El publico grita y te lleva en volandas. Paso por la zona céntrica y se me pone la piel de gallina, jamás me habían animado con tanta fuerza (quizás en la World Serie de Hamburgo pero no me animaban a mi jajaja). Como gratitud a su entrega subo el pulgar de mi mano derecha, gracias, gracias voy pensando mientras paso a su lado. Pasan los kms y siento que se me forman dos ampollas en los pies (motivos que las provocan usarlas poco anteriormente, me están algo justas y el calor), siento como van creciendo, me producen mucho dolor pero intento pensar en mi zancada, en apoyar bien y meter frecuencia. Siguen pasando los kms y cada vez hace más calor, mi posición se ha mantenido estable siendo treceava. El dolor de los pies me hace correr a un ritmo más lento del que me gustaría, siento como se me rompe la ampolla del pie izquierdo, ¡¡qué dolor!!. Pasa por mi mente la opción de retirarme, pero me digo a mi misma, María eres una privilegiada por estar aquí, hay que luchar hasta el final. Aprieto los dientes y corro como puedo hasta llegar a meta.
Se que lo he dado todo, que no me he dejado nada, contenta por ello. Después de la prueba me duelen más los pies que el cuerpo.
Agradecida a todo el público, voluntariado, equipo de la federación y a mis familiares, por estar apoyando y dando ánimos. Los deportistas hacemos un gran esfuerzo compitiendo, imaginaros el que hacen todas las personas que están ahí en la competición tantas horas. Para competir se entrena a diario por eso creo que cansa más ver una prueba que hacerla.
Me voy de Pontevedra muy contenta por una nueva experiencia que recordaré siempre.
Por último, dar las gracias a los que apoyan y hacen más fácil mi dedicación en el mundo del deporte. Mis patrocinadores: Panes Salud, Salud en Casa en Farmacias, Zambrus Bikes, Spiuk, Doc 2001, Fuji Bikes, Farmacia Molina; y a los colaboradores: Federación Andaluza de Triatlón, Orca Triatlón, Totum Sport, Speedsix, La Caseta, Clinica Acedo & Marín, Nuon Sport, Sockerslovers, Simon Verde Sport Center, Crown Sport Nutrition y Running Way.
Fotografía: Triatlón in the world